La Mina de Touro y O Pino es un territorio histórico dentro de la minería española que paró su explotación en 1973 bajo los estándares medioambientales de aquella época, muy diferentes a los actuales. Por eso, el primer mandamiento de nuestro proyecto para reabrir el yacimiento minero de cobre es garantizar una gestión ambiental adecuada, que responda más allá de los requerimientos legales.
Para esta labor, se ha diseñado un modelo de vigilancia medioambiental asentado en dos pilares: Excelencia en el control ambiental y correcta gestión de estériles.
El Proyecto supone una oportunidad para mejorar las condiciones de la mina histórica.
El Proyecto Cobre San Rafael aporta soluciones técnicas que garantizan que el medio ambiente y la calidad de las aguas de su entorno no van a ser afectados. Además, supone una oportunidad para mejorar las condiciones actuales, fruto de épocas en las que no había normativa medioambiental.
Al comienzo de las operaciones, pondremos en marcha un Plan de Vigilancia Ambiental dirigida a la monitorización de incidencias a través de mediciones y controles técnicos y auditables. Todo ello, siguiendo las directrices marcadas por la Administración, para detectar valores ambientales distintos a los establecidos por la ley y que necesiten de la aplicación de medidas correctoras.
Por otra parte, el desarrollo de la explotación mantiene distancias de seguridad a los puntos habitados próximos. Ni los minerales extraídos ni los productos utilizados en el proceso industrial contienen sustancias tóxicas ni peligrosas.
Al material sobrante del proceso, que es básicamente roca sin contenido metálico apreciable, lo llamamos estéril y, en el caso de la mina de Touro, no contiene productos tóxicos ni peligrosos. No obstante, se realiza un tratamiento adecuado preventivo del mismo, conforme a la legislación y las mejores prácticas del sector.
Parte de los estériles de planta se colocan en un depósito impermeabilizado, que se sella y restaura al clausurar la operación. Otra parte de los estériles de planta van a rellenar huecos mineros, impermeabilizados y, finalmente, sellados y restaurados. Este es el proceso conocido como minería de transferencia.
Los estériles de mina -rocas que no se procesan en la planta porque no tienen cobre- serán utilizados para rellenar huecos mineros (minería de transferencia) o se depositarán en escombreras. La restauración progresiva que se realizará con la tierra vegetal inicialmente recuperada antes de su creación, minimiza el impacto visual y, al final del proceso, también serán reintegradas en el paisaje.
La restauración se realizará de manera progresiva utilizando las técnicas de la minería de transferencia.
El proyecto se desarrolla en una zona minera activa desde 1973. Las huellas de las explotaciones históricas y las alteraciones de esta nueva etapa de explotación del mineral de cobre, serán restauradas gracias al Proyecto Cobre San Rafael.
Nuestro Plan de Restauración para la mina de Touro explica en detalle cómo se restituyen los terrenos mineros al entorno natural para integrarlos en el paisaje, dejando superficies seguras, limpias, y aptas para desarrollos alternativos que pueden tener un valor clave para el territorio.
Las labores de restauración se desarrollan al mismo tiempo que la extracción en la mina. Antes de empezar, se retira la tierra vegetal y se almacena para poder revegetar según avanza la explotación. Poco a poco, y a lo largo de la vida del proyecto, las zonas que van terminando su función, son desmanteladas, selladas -si fuera necesario-, rellenadas, remodeladas y cubiertas de tierra vegetal, para ser, finalmente, replantadas con especies autóctonas.
Cuando acabe la explotación y la restauración, mantendremos los programas de vigilancia y control medioambiental sobre la estabilidad de las estructuras, la calidad de las restauraciones, la calidad de las aguas superficiales y subterráneas, los ecosistemas, y los usos finales de los terrenos restaurados.
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